martes, 16 de noviembre de 2010

PREGUNTAS ABIERTAS A MI MAMÁ.

Es realmente difícil tener una descripción perfecta de vos, querida madre. No se como definir en pocas palabras una señora que a dedicado su vida a ayudar a los demás, inventándose para ello  organizaciones y cargos que vos misma ocupas; Presidenta de fundaciones, Tesorera de restaurantes escolares, Líder comunal,  Vocal de la Junta de Acción Comunal, Una esposa dedicada, una Madre PERFECTA. Eso nombrando los que en este momento me acuerdo, porque la lista es larga y vos lo sabes.

En este momento estoy escuchando Morir de Amor de Miguel Bose, porque si hay alguna canción que te gusta es esa…  ¿Cierto?.  Y como no te va a gustar, si realmente estas muriendo de amor, pero de tanto amor que me has dado, a este tu hijo el menor. A veces pienso que siempre me estuviste dedicando esa canción, “Que mi ausencia es tu dolor, que vos sin mi amor te morís”.

Esta vez no quisiera decirte, que me molesto mucho el día que llena de rabia me dijiste que le ibas a echar veneno a la comida. Que siempre estuve molesto con las miles de recetas que a diario me dabas para tratar que algún día engordara; ni mucho menos quiero decirte lo mucho que te quiero, porque mil veces te lo he dicho. Esta vez quiero hacerte una serie de preguntas, que no es obligatorio que me contestes.

Quisiera saber que paso con muchos objetos que alguna vez pasaron por mis manos; el avión rojo de alas de madera; el triciclo rojo de platón atrás que tanto me gustaba; la patrulla de policía de placas 777; mi almohada naranja que siempre estuvo sucia y que nunca me gusto que la lavaras; los tarros de leche klim que aparecen en una foto;  oiga y la foto, tampoco la volví a ver; el tarrito verde donde se guardaban los betunes y los cepillos de embolar (como cambia con el tiempo la significancia de las palabras); la maquina de coser Singer de pedal que en las tardes de juego se convertía en un hermoso carro con volante y silla movible; el carro naranja que siempre estrelle contra las paredes. No quiero pensar que en tu manía de guardar todo, los guardaste tan bien que ahora mismo no saben donde están.

Quisiera saber también, ¿Qué sentiste el día que me viste contando por primera vez?... ¿y la segunda? y creo que no hay mas; ¿Qué paso por tu mente cuando por primera vez me tuviste es tus brazos? (Pregunta difícil no); ¿Y la primera vez que me diste teta? ¿Dónde estábamos?; ¿Por qué me dejaste solo tantas veces?, si sabías que al volver me ibas a encontrar llorando; ¿Por qué siempre se te quemaron las arepas del desayuno?;  ¿Por qué el gusto por las matas?; ¿Por qué dejaste de coleccionar búhos?; ¿Y las porcelanas?.

Bueno después te preguntare mas cosas, por ahora me despido al ritmo de los Visconti, mamá vieja yo te escribo desde aquí esta carta que nunca te prometí.

Tu Hijo, el menor, el mas inteligente, pero que en ves de un libro unos menesterosos poemas. (Raúl Gómez Jatin.)

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